Llegado cierto momento en la vida donde comer no es la preocupación principal del ser humano hay un amplio abanico de opciones a la hora de invertir el dinero y el tiempo.

Adquirir o regalar una obra de arte es una de ellas y conlleva las siguientes ventajas:

  1. Puede llegar a ser la inversión más rentable con gran diferencia sobre el resto, pudiendo revalorizarse de forma exponencial y tremendamente difícil su depreciación siempre que se haga en artistas consolidados. Hay casos donde se ha multiplicado por más de mil la suma inicial. Sirva como ejemplo, el que a lo largo de la historia el patrimonio cultural ha adquirido un papel fundamental en tiempos donde ha corrido peligro de extinción el sistema monetario.
  2. Es susceptible de proporcionar gran emoción y placer. La belleza, entendida de múltiples maneras, es un concepto que satisface al ser humano enormemente. Disfrutar de una buena obra de arte requiere sensibilidad, que aunque siendo innata en la persona puede manifestarse de forma inminente o con el mero paso del tiempo, parecido a la adaptación que requiere el paladar para llegar a deleitarse con ciertas clases de manjares. El hecho de contemplar obras de gran mérito enriquece al espectador, aportándole nuevas emociones difícilmente comparables en otros aspectos de la vida.
  3. Clase y distinción. Es un modo de diferenciarse, aportando prestigio, credibilidad y liderazgo, siendo capaz de proyectar en el ser humano lo sublime y la excelencia.

 

Trino Tortosa jr.